ETA presiona, Zapatero se rinde.

Ayer nos quedábamos perplejos al conocer la decisión del Tribunal Supremo de no enjuiciar al PSE ni al gobierno por reunirse con Batasuna-ETA cargándose su propia jurisprudencia y la ley de partidos que prohibe expresamente cualquier actividad de los partidos ilegalizados, se trata de una de las muchas concesiones a las que se ha prestado el gobierno y sus terminales para seguir mendigando a ETA.

Zapatero sabe que los etarras no dejarán de matar a menos que se les conceda lo que llevan exigiendo desde hace casi cuarenta años: independencia, navarra y excarcelamiento de todos los asesinos, pero a Zapatero le da igual. Lo sabía cuando se metió en la negociación política y lo sabe ahora, pero eso no le importa porque su objetivo no es la paz sin rendición sino las elecciones. Mientras se permite que Batasuna actúe como partido, ETA lanza un nuevo ultimátum al gobierno estableciendo condiciones para el 'diálogo' como son la legalización de Batasuna, acercamientos de presos, que paren las detenciones y se establezca una mesa de partidos. Supongo que Pepín Blanco lanzará una dura respuesta, pero no contra los terroristas sino contra el Partido Popular. Pero la triste realidad es que los gobiernos socialistas han pasado de enterrar a etarras en cal viva a a enterrar la dignidad del Estado y sus instituciones democráticas con la ayuda de los terroristas.

Las terminales mediáticas del gobierno se defenderán esgrimiendo que el PP también negoció con ETA pero se olvidan de que hay una diferencia fundamental y es que cuando ETA puso el precio político de siempre encima de la mesa el PP se levantó. Eso no es una negociación política y aunque lo fuera esas terminales tendrían que alegrarse de que el PP ya no negocie con terroristas al igual de que todos nos alegramos de que el PSOE haya dejado de practicar el terrorismo de estado.